3 de Julio, Día internacional de las cooperativas.

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Cuando era pequeña solía jugar en una plaza que se encontraba al centro de lo que en Chile llaman condominio, un grupo de 60 casas. En esta plaza había una pequeña placa, la cual tenía dos pinos y donde se leía “Cooperativa Adriano Rossi”. En esta misma plaza, cuando no llovía o hacía demasiado frío, se reunían los vecinos ya fuera para organizarse para acordar una nueva cuota mensual para brindar mayor seguridad al conjunto o quizás organizar la celebración de Navidad de todos los años. Esta idea de apoyo y ayuda mutua es uno de los objetivos de las cooperativas.

“Una cooperativa es una asociación autónoma de personas que se han unido voluntariamente para hacer frente a sus necesidades y aspiraciones económicas, sociales y culturales comunes por medio de una empresa de propiedad conjunta y democráticamente controlada”.

El origen de esta idea cooperativa por lo general se ubica en Rochdale, Inglaterra, pero realmente fue un grupo de mujeres organizadas las que sentaron las bases de este sistema cooperativo.

La historia de las cooperativas: un grupo de hilanderas.

El primer registro de una cooperativa viene de Fenwick, Escocia, donde el 14 de Marzo de 1761, un grupo de hilanderas comenzó a vender con descuento el contenido de un saco de avena a un precio justo.

Recordemos que en ese momento las mujeres no tenían derecho a voto y tampoco a recibir su propio salario, por lo que esta simple acción ya desafiaba todos los convencionalismos de la época. Ellas estaban iniciando una actividad económica propia. Tampoco debemos olvidar que era el tiempo de la revolución industrial y que de una economía agrícola se pasó a una economia urbana, mecanizada e industrializada. El trabajo digno y los precios justos se tornan en preguntas necesarias.

Fue así como durante estos años en que este grupo de mujeres seguía tejiendo, se organizaron además para aumentar la oferta de sus productos para más tarde fundar “La Sociedad de las tejedoras de Fenwick” en 1769. No solo se enfocaron en que sus tejidos fueran siempre de la más alta calidad sino que tambien compraban colectivamente alimentos a granel y libros. Formaron así la biblioteca de Fenwick en 1808.

La carta fundacional de esta primera cooperativa de mujeres hilanderas se firmó en la iglesia local, ya que este era el único lugar seguro para ellas. En esta carta aceptaban «ser honestos y fieles entre sí» y con sus empleadores, hacer un trabajo «suficientemente bueno» y fijar precios «ni más altos ni más bajos de lo que están acostumbrados en las ciudades y parroquias del barrio». Una sociedad organizada de mujeres se consideraba peligrosa, ya que cuestionaban asi el orden social existente.

La honestidad, la lealtad, el trabajo de calidad y los precios justos, y la compra colectiva de productos para beneficio de las hilanderas que conformaban la sociedad son las razones para definir esta asociación como la fundadora del concepto de coperativismo.

Muchos años más tarde en 2008 esta Sociedad nuevamente se reúne para reconstituirse como una cooperativa legalmente y así conmemorar y continuar el patrimonio de las tejedoras de Fenwick.