Cuando el cuento de hadas se convierte en una historia de horror.

Desde que somos chiquititas, en los medios de comunicación, en la escuela y en casa, nos han enseñado que nuestro máximo éxito como mujeres radica en encontrar el prototipo del amor romántico que se ha popularizado en cuentos de hadas, telenovelas, canciones y en la cultura dominante. Nos metieron por los ojos que nuestra meta principal en la vida debía ser encontrar  al príncipe azul que nos rescate del dragón que custodia la fortaleza donde estamos dormidas, para luego llevarnos a vivir en su castillo donde (dudosamente) viviremos felices y comeremos perdices. ¿Pero es este un final realmente feliz? ¿Qué pasa cuando el príncipe azul se convierte en nuestro nuevo  dragón y su castillo mágico, en nuestra nueva prisión?

Creciendo con telenovelas sintonizadas en los televisores de nuestras casas, se nos impuso la figura del “galán”, como un tipo “apasionado” que no puede controlar su amor y deseo por la protagonista. Por eso puede ser celoso y posesivo, hasta el punto de matar posibles rivales y ser violento con ella. De esta manera le demuestra que es el hombre de su vida hasta que se da el esperado “final feliz” y termina casándose con ella, quien por cierto, en nombre del amor, termina renunciando a un futuro distinto donde terminaría siendo libre e independiente.

Ya cuando crecemos, independientemente de nuestras preferencias sexuales, este modelo se termina imponiendo en las relaciones de pareja que construimos. Los medios de comunicación se han encargado de reforzar la idea de que el sufrimiento es necesario para alcanzar el amor verdadero. Nos han enseñado que los celos y la violencia son sinónimo de pasión y entrega real a otrxs. Que los polos opuestos se atraen, así que no importa no llegar nunca a acuerdos saludables en la relación, porque entre más conflicto y desacuerdo, más amor hay. Y que no importa que tanto daño podamos experimentar, porque al final hemos encontrado nuestra media naranja y si rompemos con ella ya no tendremos posibilidades de tener una mejor relación sexo afectiva.

Sin embargo, lo que muchas veces no se nos ha enseñado siendo chiquitas o jóvenes es que los celos y ser posesivo no son sinónimos de amor, o que controlar nuestros movimientos y limitar la libertad de hacer lo que queremos, no es amor; que decidir sobre nuestro tiempo, nuestra apariencia o nuestros cuerpos no es  “cuidarnos” o “hacernos respetar”; que recibir insultos, ser humilladas o golpeadas, no es fruto de la “pasión desenfrenada ”que despertamos.

Muchas veces se nos ha dicho, que esas cosas pasan en todas las relaciones y que si no nos pasa es porque a lo mejor nuestra pareja no nos cuida o no le importamos lo suficiente. Con el mito de que el “amor todo lo puede”, muchas veces nos hemos aguantado ser objeto de violencia física, emocional o psicológica en nuestras  relaciones, porque nos creemos el cuento de que con amor nuestras parejas pueden cambiar. Pero al final, el ciclo de violencia sólo continúa.  Nadie nos dice que todas estas supuestas manifestaciones de “amor” no son otra cosa que señales de una relación tóxica o abusiva, donde hay unas dinámicas complejas de poder y control.

Nadie nos dice que por tratar de seguir a la fuerza con esas historias de cuentos de hadas o pretender que nuestra vida es una telenovela, 1 de cada 4 mujeres son objeto de violencia doméstica por parte de sus parejas. De acuerdo a las cifras de la Coalición contra la Violencia Doméstica de Pennsylvania, nada más en Filadelfia,  37 mujeres han sido  asesinadas cada año en la última década y más de un cuarto de estos homicidios han sido causados por violencia doméstica.

Si  tienes dudas si estas en una relación tóxica o abusiva, respondete a ti misma las siguientes preguntas sobre tu pareja y recuerda que “el amor no es suficiente” para cambiar una persona o una situación que te puede poner en peligro:

  1. ¿Controla tus comunicaciones? ¿Revisa tu teléfono o tus cuentas en redes sociales sin tu permiso?
  2. ¿Te pregunta con quién hablas por teléfono? Te llama todo el tiempo y se enoja si no le contestas?
  3. ¿Te pide constantemente cuentas de a donde vas o a quien has visto?
  4. ¿Critica o te prohíbe que te vistas o te arregles como quieras?
  5. ¿Te humilla o se burla de tì en privado o/y en público?
  6. ¿Quiere controlar la manera en que gastas tu dinero?¿Se apropia de él?
  7. ¿Te amenaza con frenar tu proceso  migratorio o con llamar a la migra si lo dejas?
  8. ¿Quiere aislarte de tus amigxs y/o tu familia?
  9. ¿Te amenaza con suicidarse o hacerse daño de alguna manera si no haces lo que él quiere?
  10. ¿Te obliga a tener relaciones sexuales cuando tu no quieres?
  11. ¿Te obliga a consumir drogas o alcohol?
  12. ¿Te intimida y te produce miedo en ocasiones?
  13. ¿No quiere que trabajes/estudies?
  14. ¿Amenaza con hacerte daño a tí, tus hijxs, tu familia o tus mascotas si no haces lo que quieres?
  15. ¿Te ha insultado?
  16. ¿Te ha golpeado?

Si has respondido “sí” a la mayoría de estas preguntas, lo más probable es que estés en una relación tóxica o abusiva. Es importante no normalizar estas dinámicas. Hay muchas otras señales de violencia doméstica en una relación de pareja (chequea la lista más amplia de señales de relaciones abusivas en la pg). No creas que todo se soluciona con disculpas, flores y chocolates, para luego volver a repetir el mismo abuso. Esto se conoce como el ciclo de la violencia doméstica.

Ciclo de la violencia contra las mujeres

Sabemos que no es para nada fácil salirse de una relación de pareja, ya sea porque estamos enamoradas, porque no tenemos a nadie más, por nuestrxs hijxs (si tenemos), por dependencia económica, por nuestra situación migratoria, por temor a que se revele nuestra identidad sexual cuando no queremos, o muchos otros factores. La decisión de irte o quedarte en tu relación es sólo tuya al final del día y nadie debe juzgarte. Pero si tienes dudas o miedo, no estas sola y puedes pedir ayuda. No te quedes callada. Tu vida y/o la de tus hijxs puede estar en peligro.

Habla con familiares o amigxs de confianza. También cuando te sientas cómoda y lista puedes buscar ayuda profesional. En Filadelfia hay varias organizaciones (Ver lista de recursos) que ofrecen consejería y recursos para mujeres que se encuentran en relaciones tóxicas o abusivas, sin importar procedencia, idioma o estatus migratorio. La mejor manera de contactarte con estos servicios es llamar a la línea de ayuda contra la violencia doméstica de Filadelfia. Hay consejeras bilingües disponibles las 24 horas del día y no tienes siquiera que dar tu información de contacto si no quieres. Las consejeras telefónicas pueden ayudarte a determinar si estás en una relación abusiva, proveer información sobre servicios de terapia totalmente gratuitos, darte recursos legales y ayudarte a buscar refugio en caso de que decidas escapar de tu pareja violenta. También pueden ayudarte a crear un plan de seguridad sin importar si decides dejar o  permanecer en  tu relación.

Vivir sin miedo. Línea de ayuda para víctimas de violencia de género.

No sigas creyendo más en los mitos del “amor romántico”. Abre los ojos y no te creas el cuento. Recuerda que eres libre, poderosa y valiente. No necesitas que nadie te rescate, ni eres propiedad de nadie para aguantar que te celen, controlen tu vida y maltraten tu cuerpo. Busca tu “media naranja” y el amor verdadero dentro de tí misma,  guerrera valiente movida por la fuerza de la luna.